lunes, 15 de diciembre de 2014

La mazorca del maíz

La mazorca del maíz  

Hace mucho tiempo, cuando Dios todavía andaba revisando la tierra, la fecundidad del suelo era mucho mayor de lo que es ahora; entonces las mazorcas de maíz no llevaban  cincuenta o sesenta, sino cuatrocientos o quinientos granos. Y las mazorcas salían desde bien abajo del tallo hasta cubrir toda su altura, y según la longitud del tallo así era la longitud de la mazorca. Los hombres, sin embargo están hechos de tal manera, que cuando se sienten demasiado bien ya no valoran las bendiciónes que vienen de Dios, y se ponen indiferentes y descuidados.
Un día una mujer pasaba por un maizal cuando su pequeño niño, que corría al lado de ella, cayó en un charco, y ensució su vestido. Entonces la madre cogió un puñado de hermosas mazorcas de maíz, y limpió el vestido con ellas.
Cuando el Señor, que en ese momento andaba por ahí, vio aquello, se enojó, y dijo,
- "De aquí en adelante ya los tallos de maíz no darán más mazorcas; los hombres ya no son dignos de regalos divinos."-
Las personas presentes que oyeron esto, se aterrorizaron, y cayeron de rodillas y le rogaron que por favor todavía dejara algo en los tallos, aun si la gente tuviera poco mérito para ello, y por las aves inocentes que de otra forma tendrían que pasar hambre. El Señor, que previó su sufrimiento, tubo compasión de ellos, y concedió la petición. Entonces las mazorcas fueron dejadas tal cómo se ve que crecen ahora.
Enseñanza:
Siempre debemos apreciar y cuidar con amor las cosas buenas que tenemos.


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