jueves, 11 de diciembre de 2014

Una lechuga no es un plato

¡Hay un gusano en mi plato!, dijo Matías haciendo gestitos con la mano como para ahuyentarlo. El gusano primero miró el plato, después miró a Matías y luego dijo:
- ¡Glup!, parece que me equivoqué. Esta no es una hoja de lechuga.
Cuando se le pasó un poquito el miedo, Matías, que era muy curioso, se acercó a observar muy bien a don Gusano.
Gusanito

Cuento infantil sobre generosidad

- ¡Vaya! -pensó- No sólo es bastante extraño y bonitos sus colores, sino que también tiene muchas patitas. Debe estar desorientado.
- Desorientado no, apenas un poco cegato –corrigió el gusano- pero en voz tan bajita que nadie lo escuchó.
Por un instante el gusanito detuvo su marcha, encorvó su lomo verde y miró a Matías con sus ojitos finitos de gusano perdido.
Sonrieron cada uno a su manera. Matías, entonces, trajo una hoja de lechuga, que con mamá sacó de la heladera.
Lo cargó sobre ella y la llevó al jardín. Don Gusano sintió el airecito y fue feliz.
Entretanto, Matías lo miraba divertido.
Pasito a paso el gusano se fue perdiendo entre las rosas con un buen bocado de lechuga entre las mandíbulas.
Pero eso sí ¡lechuga sin condimentar!
FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario